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15 Abril 2020

MUSEO VIRTUAL (XIII) 2008, la Eurocopa que lo cambió todo

El Mundial de 2010 ha sido la máxima conquista de nuestra Selección. Pero el triunfo que marcó un antes y un después fue el de la Eurocopa de 2008

En Austria y Suiza, el equipo dirigido por Luis Aragonés, que más que nunca actuó como un “sabio”, fue capaz de implantar un estilo de juego, dominar los tiempos de cada encuentro e imponerse gracias a un bloque en el que las grandes individualidades estaban al servicio del grupo.

La Selección rompió con sus tradicionales ataduras históricas: superó “los malditos” cuartos y lo hizo ante Italia, una potencia que siempre acababa tirando por los suelos los sueños españoles (lo había hecho en 1924, 1934 y 1994). El equipo de Luis Aragonés salió victorioso en una inolvidable tanda de penaltis, en donde las paradas de Iker Casillas y el gol decisivo de Cesc llevaron a España a sus primeras semifinales desde 1964.  

Ahí la Selección se deshizo de Rusia, que no pudo hacer nada ante la lección de fútbol colectivo de un equipo español liderado por Iniesta, Silva, Cesc y compañía. Los rusos aguantaron hasta que llegó la diana de Xavi Hernández en el minuto 50, después de un pase de Iniesta. Entre los minutos 72 y 81 se materializó la goleada: Güiza y Silva elevaron el marcador al 3-0.

Esa exhibición en semis condujo a la Selección a su primera final en casi medio siglo, a la noche mágica del 29 de junio de 2008, en el estadio Ernst Happel de Viena. El rival era la siempre temible Alemania. En aquella final cambió el guion y los de Luis Aragonés dieron una lección táctica y de capacidad de controlar los tiempos de la finalísima, de manejar el relato del partido y de tener un amplio repertorio de juego. Nunca como antes una de las frases fetiche de Luis Aragonés resultó tan cierta (“el que es dueño del balón es dueño del juego”). El equipo apostó no solo por poseer el balón sino también por jugar al contragolpe. En uno de ellos, encontró en Fernando Torres a su hombre-gol que anotó el tanto de la victoria. Marcelino ya tenía sucesor.

España se lanzó a las calles para celebrar el título, homenajear a los jugadores y rendir tributo a Luis Aragonés, que recibió incalculables muestras de respeto y admiración por su trayectoria y aquel brillante colofón.

El Museo de la Selección reserva uno de sus espacios de privilegio a aquella hazaña que dio inició a una época: la de la hegemonía española en el mundo del fútbol entre 2008 y 2012. Allí están la ansiada Copa, el balón de la final, la camiseta dedicada del “Niño” Torres y tantos otros recuerdos que marcaron a toda una generación de españoles.

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