Actualidad
27 Junio 2016

CRÓNICA | Buffon frenó (0-2) a España

Tres grandes intervenciones del veterano guardameta italiano impidieron que fructificara la reacción del equipo nacional. Marcaron Chiellini y Pellé. De Gea sostuvo a la selección con media docena de grandes paradas en la primera mitad
  1. Carmelo Rubio

En el cuarto día anterior al de cumplirse la cuarta efemérides de la tercera Copa de Europa ganada por España en el Estadio Olímpico de Kiev (1 de julio de 2012), ganada de forma clamorosa (4-0), o sea de las que no dejan lugar a dudas, hundidos Buffon y los suyos ante el aluvión que se les vino encima, en ese cuarto aniversario menos cuatro días, justo cuando empezó a llover aparatosamente sobre París, España se ha quedado sin Eurocopa, tumbada por una Italia con las ideas más claras, con más mordiente y con más remate. La selección tardó en poder contrarrestar la superioridad italiana y acabó persiguiendo el gol sin sus arietes Morata, sustituido, y Aduriz, sustituido por lesión. Su media hora final fue empero digna de encomio, una tarea esforzada, generosa y sacrificada que no encontró premio. Buffon se encargó de impedirlo en el tramo final con tres intervenciones determinantes.

Todas las previsiones sobre el enfrentamiento con ese clásico rival de siempre, que casi siempre mira hacia atrás, la Italia defensiva a ultranza, sin más ambiciones que las escasas de alguna ocasión que aprovechar, todas las consideraciones en torno a un enemigo sin ganas de gol quedaron manifiestamente deshechas de salida.  Italia jugó con tres delanteros, Eder, Pellé y Giaccherini, y ese solo planteamiento resultó demoledor para España, que, perdido por iniciativa azul el medio campo, se encontró en solo diez minutos de juego con media docena de ataques inesperados y dos clarísimas ocasiones de gol que evitó impecablemente De Gea: un cabezazo de Pellé (8’) que sacó junto al poste derecho, y una chilena de Giaccherini, que iba al mismo sitio, es decir, el fondo del marco español, que volvió a tocar el portero y que acabó desviando definitivamente su poste. Dos magistrales acciones del portero español.


España tardó más de lo que acostumbra en ser dueña del balón, que tuvo que buscar porque Italia entendió que privándole de él le quitaba el control del juego y de esa forma le anulaba. Durante el primer período lo hizo a la perfección.  Hasta casi el minuto veinte no se aproximó la selección española a los alrededores del marco de Buffon, con un remate de Cesc que desvió un defensor. La aparición de Silva, el mejor de sus mediocampistas, fue esencial en la leve mejoría del equipo, que si bien no demostró capacidad de remate conseguía parar algo a la Italia frenética de los primeros instantes. A los veinticuatro minutos, no obstante, Eder volvía a disponer de otra oportunidad con un cabezazo que se le escapó por poco y cuatro más tarde, España sufría otro sobresalto añadido: un desvío de Ramos a dos palmos de David de Gea que cerca estuvo de causarle un disgusto mayúsculo.

La segunda diana italiana cerraba un gran duelo de dos caras y en el que dos enormes guardametas tuvieron una sobresaliente actuación
 

A los 32’ Italia encontró, al fin,  el premio a su superioridad: una falta en la frontal del área la lanzó Eder con una fuerza tremenda. Uno de sus compañeros, metido en la barrera, escapó de ella como un gamo para dejar hueco al balón, que se fue como una bala de cañón hacia el portal. Aún así, De Gea tuvo tiempo para despejarla con otra soberbia parada. Le dio tiempo a eso, pero para nada más. Al rechace acudieron Pellé y Chiellini, y poco pudo hacer Piqué, entre ambos, el único de los defensas que reaccionó. El “vecchio” zaguero marcó.


El partido fue siempre muy incómodo para España, que no tiene el tipo de juego final capaz de desbordar defensas bien formadas, expeditivas, con tres muy buenos centrales Barzagli, Bonucci y Chiellini, y dos defensas laterales adelantados. Frente a aquellos poco pudo hacer Morata y menos Nolito, y cualquier atisbo de ataque por las bandas había que controlarlo para evitar contragolpes letales. A los 45’, De Gea volvió a mostrarse como un excelente guardameta, desviando ahora un zapatazo envenenado de Giaccherini. Su sola intervención impidió otro gol de la “azzurra”.

Sostenido por muchas cosas, pero fundamentalmente por la capacidad generadora de Daniele De Rossi, Italia salió decidida a solucionar el choque en la segunda mitad. Pellé anduvo cerca de aumentar la ventaja. Ya estaba en el campo Aduriz, al que Del Bosque llamó para sustituir a Nolito y aportar cuando menos más remate. A los 48’, Buffon sufrió su primer susto con un cabezazo de Morata que si bien no le forzó demasiado animó el fútbol ofensivo de una España obligada a echar el resto. Con España con más balón, las cosas fueron cambiando. Italia también empezaba a notar su tremendo esfuerzo. A los 53’, De Rossi, su constructor, dejó su puesto a, Thiago Motta, uno de sus más expertos destructores. Era la señal de que su superioridad empezaba a decaer. A pesar de ello, De Gea tuvo otra que estirarse otra vez para cerrar un remate casi mortal de Eder.

España mejoró sensiblemente en la segunda mitad, abocada al todo o nada, pero su afán no estuvo acompañado por el acierto en los metros finales. Italia volvió a tener otra ocasión de gol a los 62’, pero el balón rondó a De Gea sin que nadie acertara a rematarlo para fortuna del todavía campeón, apretado al extremo por la presión y la conocida contundencia de los italianos, todo permitido. El partido se le hizo así larguísimo a la selección. La media última hora la siguió Casillas fuera del banquillo, apoyado a él, viendo como los minutos pasaban entre búsqueda infructuosa del empate y el miedo a un contragolpe. A los 68’, Aduriz lo rozó con un remate ajustado, lo más peligroso de España en más de una hora de juego. Siete después, un zurdazo inesperado de Iniesta obligó mucho a Buffon, al que volvió a poner a prueba Piqué, también con la zurda. De Gea tampoco estuvo mucho más tranquilo. Aun tuvo tiempo de frenar otro chutazo azul antes de que el partido concluyese.

La negra fortuna de España se consumó en los dos minutos finales:  a los 89’, Buffon impidió que la reacción española se consumara con una intervención prodigiosa, que en el fondo opuesto corearon sus seguidores; dos más tarde, un balón de banda a banda sorprendió a la defensa española, lanzados todos al ataque, y Pellé no lo desaprovechó. La segunda diana italiana cerraba un gran duelo de dos caras y en el que dos enormes guardametas tuvieron una sobresaliente actuación, aunque solo uno de ellos saliera ganando.

No podían hacerlo los dos.