Fue en el descanso del encuentro disputado en el almeriense estadio de los Juegos Mediterráneos cuando Luis Aragonés decidió darle la alternativa a un pequeño, habilidoso y letal delantero que ingresaba en el campo sustituyendo a Albert Luque.

De esta manera David Villa irrumpía en una Selección con la que en nueve años ha alcanzado cifras históricas, inéditas hasta la fecha como ser el máximo goleador de España en los mundiales o el primero de todos los tiempos en la tabla de artilleros del combinado nacional tras superar a Raúl González el 25 de marzo de 2011 con una diana ante República Checa en Granada.

Con noventa y cinco partidos vistiendo la casaca roja, el de Tuilla posee en su palmarés la Eurocopa de 2008 y el Mundial de Sudafrica después de que una inoportuna lesión le privase de alcanzar la triple corona en Polonia y Ucrania.

Con una cifra insuperable de cincuenta y seis tantos Villa aspira a seguir aumentando un récord que comenzó a forjar en la vuelta de la repesca para el Mundial 2006, en su cuarto encuentro como internacional cuando batía al guardameta eslovaco Contofalsky para empatar el partido y lograr su primer gol con la Selección.

Este nueve de febrero se cumplen nueve años de su debut, acontecimiento que ilustra la fotografía de la parte superior. Tiempo considerable para hacer balance pero aún pronto para vislumbrar el fin de la carrera internacional de un jugador irrepetible.