Actualidad
22 Abril 2018

CRÓNICA | 30ª Copa del F.C. Barcelona

  1. Carmelo Rubio

*No hubo final en la final, que fue un apabullante ejercicio de superioridad (0-5) azulgrana sobre el Sevilla.

*Dos jugadores asumieron sus galones y decantaron un encuentro muy desigual de principio a fin: Iniesta, más fresco que una rosa, y Messi, letal como siempre.

*Suárez, también sumamente activo, marcó dos goles, uno Leo y otro Coutinho, de penalti, pero el mejor de todos fue el de Andrés.

 

En el flamante Wanda Metropolitano, hogar comanche en el que dos extraños a él se jugaban la final del Campeonato de España / Copa de Su Majestad el Rey del curso 2017/18, 39ª novena de los azulgrana del F.C. Barcelona; novena para los blancos andaluces del Sevilla; ahí, justo ahí, los catalanes alzaron su trigésimo título, algo más de una cuarta parte del total de las que se han disputado, cifra asombrosa que habla por sí misma de la simbiosis entre los chicos del “Barça” y un Torneo de vía rápida sin resquicio alguno ni al error ni al desfallecimiento. Ninguno de esos pecados cometieron los barcelonistas, brillantísimos toda la noche. Nadie se salvó de la quema en el Sevilla.

 

A la victoria llegó el “Barca” desde la jerarquía, que no es poca cosa sino todo lo contrario. Jerarquía para tener el balón como lo tuvo durante el primer tiempo del partido, anulando así cualquier posibilidad de que el Sevilla no solo le respondiera, también de que pudiera iniciar cualquier acción; jerarquía para dominar a mansalva sobre dos de sus pilares sobradamente conocidos, Iniesta, más fresco que un clavel reventón como si por él no pasara el tiempo, y Coutinho, coautor del primer gol con un balón que puso a pies en una jugada en la que la jerarquía fue esencial: le llegó al brasileño un balón muy largo en la línea de volantes, profundizó con él, dudó el guardameta Soria entre salir, porque había mucho espacio por cubrir y era, en efecto, un riesgo muy grade, optó por recular el guardameta, pero eso facilitó la penetración de 14. El ex del Liverpool FC progresó hasta cerca del poste izquierdo y allí si salió Soria. Pero ya era demasiado tarde. Y mucho más frente a Coutinho, que salvó la aparición del portero y cedió a Suárez, que le había acompañado libre de cualquier sospecha andaluza, para marcar a puerta vacía.

 

Desubicado hasta entonces se soltó algo el Sevilla FC, con los riesgos que eso podía suponerle a su defensa, al partido y a su asalto a la Copa. Pero no encontró otra cosa que arreones ocasionales. Jugaba más su ímpetu que la serenidad precisa para recuperar en el marcador lo perdido en el campo de juego. Una internada de Navas que nadie acertó a remachar a los 22’ animó a la ejemplar hinchada sevillista, pero al equipo seguía faltándole temple, serenidad, tener el balón y jugarlo, ese tipo de cosas, en fin, que le sobran al F.C. Barcelona y que Iniesta estaba dispuesto a recuperar hasta la saciedad. Pudo hacerlo a los 28’ con un disparo desde fuera del área, que desvió ligeramente un defensa y acabó en el larguero, pero también es verdad que Vázquez tuvo en su cabeza un remate que acabó en las manos de Cillesen. Poco, sin embargo, para equilibrar su desventaja en el campo y, fundamentalmente, su incapacidad para evitar que algunos azulgranas camparan a sus anchas por el campo. Cuestión de jerarquía, sin duda.

 

A los 30’ la jerarquía barcelonista volvió a tomar cuerpo. Nuevamente. Era de prever visto lo que se veía. Otra vez Iniesta comenzó una jugada en la zona de medio campo blanca. Andrés lanzó a Jordi Alba, otra de las variantes ofensivas de los azulgranas que, aunque se llevó el cuero a trancas y barrancas, pudo llegar con él hasta la línea de fondo. Allí dio un taconazo que lo puso a pies de Leo. Messi estaba ya con el cuchillo entre los dientes como el caníbal que es en el área. Como siempre. Y allí mismo, sin pensárselo dos veces, soltó un trallazo de abajo arriba que nadie vio hasta que estaba en el fondo del marco de Soria. Jerarquía. Leo, Andrés, Jordi… Y su banda. En el sentido más elogioso de la palabra. Y Suárez, de nuevo, que a los 38’, entró como un cuchillo entre la tierna defensa andaluza para fusilar a Soria con el 3-0. Inesperado, probablemente, pero no sorprendente contemplada la jerarquía del uno y la del otro durante 45’ con un solo color.

 

Resuelta la final que no fue final, aunque pudiera parecerlo y lo fuera técnicamente hablando, la segunda parte empezó como había finalizado la primera. Es más: empezó como si allí no hubiera ocurrido nada y el “Barça” estuviera necesitado de goles y ventajas prontas. A los 52’, otra vez los mismos de siempre, o los de casi siempre, o los de siempre y lo otro, como se dice ahora, bordaron la jugada del cuarto tanto azulgrana. Por si hubiera dudas al respecto. Suárez robó un balón en medio campo, convirtió su galopada en una penetración vertical y mortífera. El balón acabó en Leo, a la derecha. Messi se inventó, una vez más, un pase mortal a Iniesta, que, de nuevo, andaba por allí como un bailarín inesperado. Y entonces, entonces, de pies de Andrés brotó la magia. Encaró a Soria y en lugar de centrar o rematar le burló con un gesto exquisito, se fue hacia la línea de fondo y marcó un gol hermosísimo. Uno de esos que solo consiguen los grandes talentos. Como si todavía tuviera 20 años. O, a lo mejor, porque ya no los tiene.

 

Coutinho elevó la exhibición azulgrana, general porque todos jugaron bien, aunque dos mejor que los otros, con el penalti que transformó a los 68’ frente a un Sevilla FC que llevaba roto en todos los sentidos más de una hora. Un Sevilla honesto, pero desarbolado; tan voluntarioso como ineficaz y que nunca pudo competir con el rey del Torneo, el F.C. Barcelona, que la noche en la que se esperaba la repetición o desquite de la anterior final entre los dos equipos, es decir, apreturas en el marcador y en el campo, demostró desde el primero al último minuto que la Copa del 18 solo podía llevársela uno.

 

El que se la llevó. Por muchísimas cosas. Una de ellas, su jerarquía. Por cierto: Iniesta, que seguramente disputó su última final del Campeonato de España, fue ovacionado por el público puesto en pie al ser sustituido a los 88’ después de un nuevo recital de Andrés. No se merecía otra cosa. O sea, para entendernos, volver a salir por la puerta grande, con el campo al grito de “¡Andrés Iniesta…!”. Un canto tan bello como su fútbol.

 

FICHA TÉCNICA
SEVILLA FC: David Soria, Jesús Navas, Lenglet, Mercado, Escudero, N' Zonzi, Banega, Vázquez (Nolito 85'), Sarabia (Layún 82'), Correa (Sandro 46'), Muriel
Entrenador: Vincenzo Montella
FC BARCELONA: Cillessen, Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba, Busquets (Paulinho 75'), Iniesta (Denis Suárez 87'), Rakitic, Coutinho (Dembele 81'), Messi, Luis Suárez
Entrenador: Ernesto Valverde
GOLES: 0-1 Luis Suárez (13'), 0-2 Messi (31'), 0-3 Luis Suárez (40'), 0-4 Iniesta (52'), 0-5 Coutinho (p) (69')
ÁRBITROS: Gil Manzano amonestó a Mercado, Escudero, Iniesta, Franco Vázquez y Busquets
INCIDENCIAS: Final de la Copa del Rey de la temporada 2017 / 2018