Actualidad
09 Octubre 2015

CRÓNICA: Billete con goleada en Logroño

España derrotó (4-0) a la correosa y áspera selección de Luxemburgo, pero la sentencia del partido solo llegó en la última media hora
  1. Carmelo Rubio

Cazorla y Alcácer marcaron por partida doble en una noche que fue inesperadamente agria. Silva y Morata cayeron lesionados en los minutos 8 y 30.
 
En Las Gaunas (Logroño), donde España ganó definitivamente en 2011 su pase a la Eurocopa de Polonia/Ucrania 2012, que acabaría ganando, la selección obtuvo el ticket que la mete de lleno en la fase final de la EURO 2016 que se celebrará en Francia.

No obstante, tuvo que sufrir para conseguirlo y no encontró ninguna facilidad en la sorprendente y áspera selección de Luxemburgo, un adversario de segundo nivel, que hizo cuanto pudo, a menudo superando la línea de lo permitido, para evitar que se consumara la luz verde. Obstaculizados táctica y físicamente por un enemigo menor y agrio, los campeones de Europa padecieron mucho más de lo previsto, confirmando eso de que ya no hay enemigo pequeño. Las dos Irlandas, la República y la del Norte e Islandia, clasificadas, son la mejor prueba de ello.
   
El que se presumía poco menos que un partido sin demasiados escollos, plácido, de guante blanco y lineal,  se torció a los ocho minutos cuando una muy fuerte entrada de Gerson dio por los suelos con David Silva, el eje rotor del juego de España en los últimos compromisos y, especialmente, frente a Eslovaquia en el Carlos Tartiere de Oviedo. Silva, que se dolió un buen rato de la acción, salió del campo y volvió a él, pero en vano. La pérdida del de Arguineguin, una pieza clave en el sistema de Vicente del Bosque, fue un golpe para la estrategia de España, que no halló vías de comunicación para el enlace entre el medio campo, Cesc, Cazorla, Mata, a pesar de la viveza de éste último, y sus puntas, demasiado lejos de sus pases y de su campo de acción. Perdida esa comunicación y sintonía, y sin la fluidez precisa para combatir a Luxemburgo, la selección no se topó sino con ocasiones aisladas, a pesar de abrirse mucho por las bandas de Juanfran y Alba, los más profundos del equipo. Fue Alba quien remató al travesaño a los 21 minutos en la mejor ocasión de los hispanos, inmediatamente antes de que Morata rozase el poste derecho del portal defendido por Joubet. No era la noche del Juventino, lesionado al intentar rematar en plancha un balón. Morata salió del campo en camilla.  
    
La selección no reeditó en Logroño sus mejores momentos de siempre, ésos que tanta alegría han proporcionado los últimos años. Arropada por un público extremadamente fiel, extremadamente generoso en su aliento y sin una butaca por cubrir, España no encontró el ritmo preciso para desembarazarse cómodamente de un rival fuerte, muy ordenado, más peligroso de lo previsto en sus despliegues y definitivamente respondón. Hubo que esperar hasta el minuto 42 a que se abriesen las vías de la clasificación con la diana de Cazorla, pero Luxemburgo no se sintió especialmente dañada por ello. Si bien renunció a cualquier intento de ataque tras el descanso, lo que permitió que tanto Juanfran como Jordi Alba se situaran como extremos, su resistencia siguió siendo mayor de lo esperada. Fue Alcácer, el sustituto de Morata, el encargado de hacerlo posible. Marcó una diana a los 66’, aprovechando un pase profundo de Cesc y, de nuevo, a los 80’ otro más, confirmando su condición de cazagoles. Luxemburgo ya no pudo sostenerse más. Cazorla volvió a batir a Joubert a los 85’.

El triunfo de la selección resultó más rotundo que vistoso, pero es cierto que rubrica una trayectoria impecable desde la derrota de Zilina, único tropiezo de esta fase. España alcanzó con ello su objetivo en territorio siempre amigo. Ocurrió en 2011 y ahora en 2015. En Las Gaunas los vientos siempre soplan a favor. ¡Qué bien!