"El primer partido ya es pasado y hay que quedarse con las buenas sensaciones y el buen juego. Jugando así, pocos equipos nos van a ganar".
Con esas palabras en el autobús de vuelta al hotel, Christian Méndez espoleaba al equipo y dejaba la tanda de penaltis ante Irán atrás. El equipo acusó el golpe durante la poco más de media hora que duró el trayecto hasta el hotel de concentración. En el bus no sonaban los habituales Bad Bunny, Lola Indigo o Myke Towers, pero, en la mañana de ayer, las caras ya eran otras.
El partido será emitido en directo desde las 14:00 horas en Teledeporte y RTVE Play
El desayuno ya fue distendido y el día fue pasando entre el buen rollo y las bromas habituales. Trabajo táctico por la mañana, entrenamiento de recuperación por la tarde y un buen descanso para afrontar un partido vital en las aspiraciones del equipo nacional en este Campeonato del Mundo de Dubái.
En estos torneos tan vertiginosos en los que se juega un día sí y un día no, en los que los pospartidos y los prepartidos se pliegan en el tiempo cual película de Christofer Nolan, poder recuperar el cuerpo y también la mente son una premisa fundamental para el éxito.
Igualdad en el grupo
Si algo dejó clara la primera jornada de competición es la igualdad entre sus miembros. Salvo los tres puntos de la victoria de Tahití en la tabla clasificatoria, la tabla de clasificación parece escrita en código binario, todo unos y ceros.
El equipo polinesio se impuso 4-3 a una Argentina que presentó mucha batalla y que tuvo a escasos segundos del pitido final la opción de llevar el partido a la prórroga. Todo el grupo achuchado. Todo por la mínima.
Esta España ha demostrado estar capacitada para enfrentarse a cualquier rival, el segundo puesto del equipo que dirige Christian Méndez en el ránking mundial no es fruto de la casualidad, si no del trabajo de un grupo que mezcla varias generaciones, veteranía y juventud, ímpetu y experiencia, calidad y templanza y que tiene en la cabeza una sola cosa: hacer algo grande en este torneo.
Cada noche, antes de dormir, el míster refuerza un mensaje en el grupo de Whatsaap de la expedición: "¡YO CREO!".
Y si él lo dice con tanta convicción... ¿cómo no subirse al barco de nuestros chicos?
Nos vemos en la arena.